jueves, 17 de mayo de 2012

La planificación en el Huerto

Seguimos con el paseo por el terreno que, en el futuro (con un poco de dedicación y algo de lluvia), podría ser nuestro huertito.

    En el lado que bordea el estanque de agua hemos sembrado el millo, pero no salió. Lamento no tener una imagen para poder ilustrarlo pero se puede ver en la imagen del estanque de la entrada anterior. Lo sembramos en un día idóneo, en época de siembra según el calendario y con el impulso de la constelación de Leo, que garantiza la máxima germinación. Parecía que se acumulaban unas nubes de lluvia en estos días, pero al final no llovió. Hemos regado poco y la semilla era de hace unos años y podría haber perdido bastante su poder de germinación. Aun así, creo que la razón principal fue la falta de humedad relativa en el aire y en la tierra, por supuesto. Tiene que llover. El agua de riego se pierde rápido, la actividad biológica del suelo está en la fase latente, el suelo fue expuesto a casi un año de sol y viento sin la lluvia. La flora autóctona no ha crecido (o no se ha mantenido por el calor) y no ha podido proteger el suelo y mantener la actividad biológica. El efecto de desertificacion es evidente.

La vista desde el huerto, uno de estos días de estar esperando que llueva

    Nuestro suelo es bastante arcilloso y se agrieta al secarse, dejando pasar el agua sin que las capas superiores se beneficien lo suficiente de ella. Eso se puede remediar con incorporación de materia orgánica, un compost maduro, y cavando un poco cuando se necesita. Así, la riqueza mineral de la arcilla se convierte en un gran beneficio. Las primeras dos cosas no están disponibles, por ahora.


Lo primero que hemos hecho ha sido empezar con el compost. Para empezar, era importante hacer una buena planificación y escoger el lugar mas idóneo. El proceso de la planificacion y el diseño se toman muy en serio en Permacultura, y con razón.
Una buena planificacion del terreno, la ubicación mas idónea para cada cultivo según sus necesidades y aprovechando las asociaciones entre plantas se pueden ahorrar mucha energía, trabajo, tratamientos contra plagas, errores etc.
También es importante ubicar bien el semillero y el compost. Idealmente en condiciones climáticas como las de aquí deberíamos buscar un lugar más protegido del calor y menos expuesto al sol, pero con suficiente luz. En nuestro caso no hemos tenido mucha elección porque no había sombra y todo el terreno recibía las mismas condiciones. Aun así, había una esquina que llamaba más que otras.



En esta esquina antes había un gallinero y la tierra se veía muy rica en gallinaza. Esta tierra estaría ideal para acelerar y enriquecer la fermentación del compost y servir como abono si fuera necesario. La esquina también ofrece más facilidad para levantar una construcción,
por tener tres lados de apoyo. El compost estaría bien al lado del semillero por poder utilizar la misma sombra, cercanía del agua, la tierra
adecuada para añadirle y posteriormente su uso en semillero o el huerto (que está a poca distancia del resto y cuenta con el caminito al lado para facilitar la salida). Pues, eso es lo que hicimos.



De unos palets, unas mayas recicladas y unos palos y barras metálicas encontradas por ahí, ya tenemos el semillero. Al su lado derecho se ve el compost cubierto de hojas de palmera. Éstas crecen en la entrada de la casa y necesitaban una buena poda.
En la parte inferior de la imagen se ve un mango que intentamos rescatar y unas berenjenas recién transplantadas.


Así es como se ve desde una ventana superior que mira al sur.

Abajo unas imágenes desde mas cerca.


Estas Calendulas no tardaron a salir
A su lado, en la misma bandeja,
 las Echinaceas tardaran bastante más






Unas calabazas sembradas al lado sur
La idea es que empiecen a trepar y cubran toda la verja
En la próxima entrada nos toca hablar del compostaje y mostrar alguna cosita más.

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